La caza ilegal de animales es una práctica difícil de erradicar tras la cual se hallan intereses económicos, sobre todo por las ventas de partes del animal cazado. Cuernos, cabezas, colmillos e incluso el cuerpo entero disecado forman parte de un negocio lucrativo del que no se tienen estadísticas concretas. Al tratarse de un mercado que se mueve al margen de la ley, es complicado especificar datos. Sin embargo, sí se conocen las consecuencias que el furtivismo genera en España.
Los agentes forestales constituyen unos actores clave en los ámbitos boscosos españoles. No en vano, hay más de cincuenta millones de hectáreas de bosque en España (el segundo país, en extensión, de Europa), por lo que su presencia está más que justificada.
La montería es una de las modalidades colectivas de caza mayor en España. Sus orígenes se remontan a la Edad Media. Su principal particularidad es el uso de rehalas o jaurías de perros adiestrados para caza mayor.
La caza es una actividad que despierta interés en España. Sin embargo, los últimos datos ofrecidos por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación son de 2018, por lo que es casi imposible conocer su evolución en los dos últimos años. Pese a esta falta de información, es posible arrojar una cierta luz sobre el estado del sector.